He tenido la suerte de visitar Méjico un par de veces hasta el momento. La primera hace dos años junto a mi amigo y compañero de grupo Ovas. Visitamos Guadalajara, León, Ciudad de Méjico, Valladolid y Cancún. Fue un gran viaje.
La segunda vez, de manos de la gente del Meeting of the Styles durante octubre del año pasado. Ha sido una experiencia difícil de asimilar por ser tan intensa. Casi un mes, en tres ciudades distintas, con un grupo de unas 40 personas, compartiendo prácticamente todo.La primera ciudad que visitamos fue Monterrey. Allí iba a participar, a parte de en el MOS, en Calle Genera. Para este último iba a pintar un muro y dar un taller para niños pequeños.
Para el Meeting, los escritores pintamos en los andenes de la estación de metro de Cuauhtémoc. Esta estación tiene tres andenes, así que la organización pactó con los responsables del servicio que cada andén se cerrará durante dos días. A mí me tocó pintar en la primera tanda durante el fin de semana. Dormíamos en un hotel que estaba justo junto a la salida del metro. Un hotel grande, y bastante vistoso. Fui la primera en llegar y me llevé impresión muy intensa. El piso donde estaba mi habitación estaba lleno de colchones apoyados contra la pared. Viejos y muy usados, algunos tenían agujeros que mi imaginación atribuyó a balazos. La pintura en la pared deconchada. Sin embargo las habitaciones estaban bien, habían substituidos las camas grandes por literas. De ahí que los colchones estuvieran fuera y dieran al lugar el aspecto de hotel de cine de terror.
Quizá más peculiar que la apariencia fuese que en el mismo hotel donde nos alojábamos, se hospedaba también la policía. Bajar en el mismo ascensor, cargados con los sprays, para ir al comedor a desayunar antes de pintar, con policía armada deseándote los buenos días era bastante bizarro.Después nos informaron que el area en sí era bastante conflictiva de noche, y no nos recomendaban salir solos.
Es difícil sacar conclusiones sobre un sitio en el que has pasado tan poco tiempo. Pero sí qué se pueden hablar de las sensaciones que se quedan contigo una vez lo has abandonado.
Monterrey es una ciudad enorme, gris, muy contaminada. Los edificios a medio tirar, quemados, como cicatrices de batallas recientes. La gente en la zona donde estábamos no parecía estar en su mejor momento. Sin embargo, es amable, y abierta. Recuerdo que uno de los primeros días, un chico dijo que nos invitaba a una barbacoa en su casa. Esa noche cogimos el metro, y nos plantamos todo el grupo en la casa del chaval. La familia alucinaba, no esperaban tal cantidad de gente. Sin pensárselo mucho, mandaron a comprar más comida y más bebida, montaron la barbacoa en medio de la calle. Subieron la música. Ya teníamos una fiesta.
Aviso a los veganos: lo tenemos difícil allí.
También tuve la oportunidad de pintar fuera del festival, gracias a Kubetwo con Mono (Perú), Marte (Milán) y Empy (Guatemala).
I have been lucky enough to visit Mexico a couple of times so far. The first two years ago with my friend and teammate Ovas. We visited Guadalajara, Leon, Mexico City, Valladolid and Cancun. It was a great trip.
The second time, with the people from the Meeting of the Styles during October last year. It has been an experience so intense that I'm still trying to assimilate it. Almost a month, in three different cities, with a group of about 40 people, sharing practically everything. The first city we visited was Monterrey. There I participated also in Calle Genera, an art festival were I was going to paint a wall and give a workshop for children.
For the Meeting, we painted on the platforms of the Cuauhtémoc metro station. This station has three platforms, so the organization agreed with those responsible for the service that each platform will be closed for two days. I 'd painted withthe first group during the weekend. We slept in a hotel that was right next to the subway exit. A big hotel, and quite showy. I was the first to arrive and I was very impressed. The floor where my room was was full of mattresses against the wall. Old and very used, some had holes that my imagination attributed to bullets. Paint falling from the walls. However the rooms were fine, they had replaced the large beds by bunk beds. Hence the mattresses were outside and gave the place the appearance of horror movie hotel.
Perhaps more peculiar than the appearance was that the police were also staying in the same hotel. Get off at the same elevator, loaded with sprays, to go to the dining room to have breakfast before painting, with armed police wishing you good days was quite bizarre. After we were informed that the area itself was quite conflictive at night, and we were not recommended to go out alone.
It is difficult to draw conclusions about a place where you have spent so little time. But you can speak of the feelings that remain with you once you have abandoned it.
Monterrey is a huge, gray, heavily polluted city. The buildings half-thrown, burned, like scars of recent battles. The people in the area where we were there did not seem to be at their best. However, it is friendly, and open. I remember one of the first few days, a guy said he invited us to a barbecue at his house. That night we took the subway, and we planted the whole group in the kid's house. The family was hallucinating, they did not expect so many people. Without thinking much, they ordered to buy more food and more drink, they set up the barbecue in the middle of the street. They put some the music. We already had a party.
Notice to vegans: we have it difficult there.
I also had the opportunity to paint outside the festival, thanks to Kubetwo with Mono (Peru), Marte (Milan) and Empy (Guatemala).